Jorge Taranto combatió en Malvinas como subteniente en el Regimiento de Infantería 5. En base a testimonios de veteranos de guerra, tergiversados para culparlo de malos tratos a soldados, la justicia federal le prohíbe difundir por sus redes sociales y medios de comunicación el enorme cúmulo de pruebas que demuestran su inocencia y el armado de falsas denuncias. Infobae, a partir del material público, reconstruyó el increíble entramado de esta causa
“Malvinas, La Verdadera Historia” fue el primer programa de radio donde los veteranos pudieron ser escuchados, hoy conserva el mismo nombre una página de Facebook con más de 130.000 seguidores. Comenzó a emitirse en febrero de 1998 por Radio 10 los domingos a la noche y rápidamente se convirtió en una tribuna donde los hombres y mujeres contaron sus experiencias vividas en la guerra. Durante ocho años pasaron por sus micrófonos unos cuatro mil testimonios en emisiones que llegaron a superar más de 50% de la audiencia. Muchos de esos contenidos se hicieron en los lugares donde había muchos veteranos, especialmente del Litoral. Además, se realizaron producciones especiales desde Malvinas y la Antártida.
Su conductor y productor general fue Jorge Taranto, quien como subteniente, había ido a la guerra con el regimiento de infantería 5, unidad que ocupó posiciones en Puerto Mitre (Puerto Howard) en el extremo este de la Isla Gran Malvina, frente al Estrecho de San Carlos. Esta guarnición militar fue la que más sufrió el aislamiento. Taranto realizó varias patrullas con la misión de observar e informar, desde la altura del monte Rosalie, qué elementos desembarcaban los británicos en San Carlos.
A partir del momento en que dejó de formar parte del servicio activo del ejército, se dedicó al periodismo de investigación. Trabajó como integrante del equipo de Telenoche Investiga en Canal 13, Telefe Noticias Descubre por Telefé y productor ejecutivo de Zona de Investigación por Canal 9, además de realizar diversos documentales para televisión sobre Malvinas.
El relato a continuación es una reconstrucción a partir de los innumerables testimonios que a lo largo de los años Taranto difunde en sus redes sociales, especialmente por su cuenta de X (ex Twitter) @jorgebaroni También se incluye el relato y las apreciaciones del defensor oficial Fernando Machado que lo asistió y Walter Weisswein el actual abogado a partir de la medida impuesta que atenta contra su libertad de expresión.
Iluminados por el Fuego
Cuando Taranto pudo acceder a una primera versión de la película “Iluminados por el fuego”, donde el ex combatiente Edgardo Esteban fue uno de los guionistas, se basó en ese contenido para producir distintos programas. El más impactante fue en el que participaron en los estudios centrales de la radio medio centenar de compañeros de Esteban del Grupo de Artillería Aerotransportada 4.
Tal como se pueden apreciar en las entrevistas que han quedado grabadas en esa emisión 27 de octubre del 2002, los soldados que dieron testimonio echan por tierra la versión que cuenta la película. Es así como el soldado Roberto Pintos reveló detalles de la muerte de su compañero Eduardo Vallejo en su puesto de guardia y como señalan otros veteranos, esa guardia le tocaba a Edgardo Esteban. “A Esteban nunca lo vi haciendo una guardia, nunca lo vi ayudar”, sostuvo. Otro veterano, Daniel Paonessa aseguró que lo que cuenta Esteban en su trabajo no era real. “Yo no estuve ni cagado ni meado ni nada por el estilo; esto nos hace mal a los argentinos, la gente tendría que saber la verdad”, crítica a la que se sumó Hugo Villarreal, quien dijo que “uno arriesgó permanentemente la vida y perdió compañeros y no entiendo que diga semejante barbaridad”.
Uno de los veteranos que estuvo en los estudios de Radio 10 dando su testimonio
De la misma manera, en otro programa participaron familiares de caídos en Malvinas a través de la Comisión a nivel Nacional que los representa, donde se renovaron las críticas. Isidro Vallejo, padre del soldado fallecido, señaló en un momento que su hijo “no debía estar ahí”, refiriéndose a la posición en la que estaba la noche del 11 de junio y que debía ocupar Esteban.
La película fue estrenada el 8 de septiembre de 2005 y cuatro días después se la presentó en el Teatro Colón de Corrientes. Luego de la proyección fue cuando nació la idea de realizar un libro, para lo que se necesitaba recolectar testimonios.
Según el veterano correntino José Galván presidente del Cescem y coordinador de todos los centros de la provincia, y el que facilitó el acceso a los veteranos a ser entrevistados, fueron las críticas a la película patrocinada por el CECIM de La Plata (Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas) como figura en los créditos, la razón de que fuera denunciado falsamente por Ernesto Alonso, un veterano socio fundador de dicho centro. En una entrevista realizada a Galván el 14 de octubre de 2009, aseguró haberlo escuchado a Alonso remarcar que Taranto, a través de su programa de radio criticaba no sólo la película, sino también el accionar de los soldados durante la guerra.
La maniobra
A principio del 2007 Taranto se enteró por la televisión que Pablo Andrés Vassel -subsecretario de Derechos Humanos de Corrientes y el veterano Alonso recorrían distintos programas donde exhibían un video en donde el ex soldado Juan de la Cruz Martins lo acusaba de ser responsable de la muerte del soldado Remigio Fernández y de estaquear al cabo Héctor Manes. Tal como Taranto sostuvo siempre públicamente, en Malvinas tuvo a su cargo 5 suboficiales y 33 soldados que rondaban los 20 años, con los que regresó sanos y salvos al continente. Existía un detalle: Juan de la Cruz Martins no pertenecía a su fracción.
José Galván: cómo nacieron la denuncia contra Taranto
Taranto se presentó voluntariamente en los tribunales federales de Comodoro Py para que se investigase su actuación en Malvinas. Hubo un requerimiento fiscal si había cometido asesinatos o torturas desde que llegó a Malvinas hasta que regresó al continente.
En esa causa declararon sus verdaderos soldados, el jefe de la unidad, el médico y otros. El cabo Héctor Manes afirmó que nunca había sido estaqueado, que Taranto no era su jefe y que lo denunciaban por sus críticas a la película que había hecho en su programa de radio. Volvería a declarar lo mismo en la causa que se abriría en Río Grande.
El juez Ariel Lijo lo sobreseyó “por los hechos por los cuales fue imputado”, haciendo mención que el proceso no afectaba su buen nombre y honor.
Lo que Taranto desconocía es que en el XIX Congreso Provincial de Ex Soldados Combatientes de Malvinas de Corrientes, celebrado el 4 de marzo del 2006 en la localidad de 9 de Julio, Alonso y Vassel instaron a los veteranos a denunciar a oficiales y suboficiales por malos tratos en Malvinas con la promesa de cobrar indemnizaciones similares a las víctimas de la dictadura.
Lo buscan a Taranto
El soldado Juan Andrés Cáceres (quien en la entrevista que le realizó Vassel por nombrar a su jefe el subteniente Eduardo Gassino, éste quedaría imputado en la causa), como radio operador acompañaba a Taranto en las extenuantes caminatas de 20 km al monte Rosalie- reveló la mecánica: sostuvo que accedió a dar testimonio a partir “de una promesa no escrita, en el que el Estado nos daría el reconocimiento histórico por el que venimos luchando hace tiempo, más una suma de 250 mil pesos a quienes hayan hecho una declaración. Esto no se cumplió”.
En ese congreso se votó por iniciar una investigación y, al final, según relata el veterano José Galván, Ernesto Alonso preguntó si alguno de los soldados correntinos allí presentes había sido soldado de Taranto.
El testimonio del veterano Juan Cáceres
Siguiendo las alternativas volcadas en el expediente, Vassel presentó ante los tribunales de Río Grande tres testimonios en video y varios cassettes de audio que les hicieron a veteranos de Corrientes, y desgrabaciones escritas de los denunciantes en donde las preguntas iban dirigidas a buscar su culpabilidad y la de otros imputados.
Galván, del centro de veteranos de Corrientes, en esa reunión le preguntó a Alonso por qué no hacía las denuncias con los veteranos del CECIM y le respondió que “le era muy difícil hacerlo con la gente que él manejaba en la provincia de Buenos Aires, y que era muy difícil convencerlos.
Todos los veteranos entrevistados con cámara los unía un denominador común: tenían carpetas médicas en el PAMI, donde Alonso entonces ocupaba el cargo de subgerente en el área de veteranos de guerra.
Tal como consta en el expediente, pericias realizadas por Gendarmería dictaminaron que los testimonios grabados a los veteranos habían sido editados.
El drama del soldado Martins
El único que acusaba a Taranto era el soldado Juan de la Cruz Martins, que padecía serios problemas psiquiátricos, y que fue uno de los entrevistados.
A partir de lo que dijo en esa entrevista, Taranto se presentó en diciembre de 2007 en Río Grande ante el defensor oficial el doctor Jorge Fernando Machado, con la causa tramitada en el Juzgado del Juez Ariel Lijo. Todo hacía suponer que el fallo de Lijo sería suficiente para volver a sobreseerlo.
José Galván cuenta el caso del soldado Martins
Pero Machado enseguida se dio cuenta que las cosas no serían lo sencillas como había imaginado. Solicitó a través de la jueza un oficio al departamento de veteranos del PAMI los antecedentes psiquiátricos de Martins y del organismo le informaron que dicho veterano no se atendía en ningún lado. Finalmente el defensor oficial, a partir de un pedido que hizo a su par de Resistencia, pudo incorporar al expediente la historia clínica de Martins, que revelaba serios problemas psiquiátricos.
Para el abogado defensor era extraño que, a la luz de semejantes irregularidades, tanto el fiscal como la jueza no ordenasen abrir una causa por falso testimonio y falsificación de documento público. El letrado agregó que muchos de sus pedidos se perdían en el camino.
Los primeros en marcarle el error a Martins fueron sus propios compañeros al ver por TV la presentación que hacían Vassel y Alonso. Le advirtieron que se había equivocado, que Taranto no había sido su jefe. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, cayó en una profunda depresión. Un día Galván lo vio saliendo del trabajo, caminaba perdido. Le confesó que iría al río a matarse. Que se había sentido usado y que hasta había intentado matar a uno de sus hijos. Galván lo convenció y lo llevó a su psiquiatra, quien pudo sacarlo adelante.
A la luz de los acontecimientos, Galván se dio cuenta que el veterano de guerra Pascua, ya fallecido, también había sido parte de la maniobra, que había abusado de la responsabilidad que se le había dado y fue expulsado del centro de veteranos. “Fuimos engañados; Pascua abusó de la buena fe de los veteranos. Fue por televisión que me enteré que a Vassel le habían dado un puesto en el Consejo de la Magistratura”, sostuvo.
Ernesto Alonso y Pablo Vassel los que, junto al veterano Orlando Pascua, ya fallecido, motorizan las denuncias contra Taranto (Fuentes X y Facebook)
Luego de varios meses, se produjo una nueva presentación de la querella con dos nuevos denunciantes, los que durante la guerra se encontraban a kilómetros de la posición de Taranto y que nunca lo habían visto. Ambos denunciantes no fueron acusados de falso testimonio.
Engañados en “nuestra buena fe”
El soldado Cáceres, al sentirse víctima de lo que él sentía era una manipulación y un engaño -la frase “engañados en nuestra buena fe” se repite en los testimonios- le envió una carta documento a Vassel -que obran en la causa- pidiéndole explicaciones por la tergiversación de sus dichos, por qué había sacado de contexto lo que había dicho e involucrando a personas que no había citado, y preguntó por qué no hacer un trabajo destacando los hechos heroicos de la guerra.
Recibió como respuesta que su reclamo era improcedente y que había dado su consentimiento para difundir el contenido de la entrevista. Cáceres, quien remarcó que las penurias en la guerra habían sido “comunes a todos” y que Taranto estaba “en una situación calamitosa”.
Lo que no cuenta ningún video son las repercusiones negativas que sufrieron los veteranos que dieron testimonio. Martins intentó quitarse la vida y Cáceres, que había podido dejar el tratamiento psiquiátrico, debió retomarlo. “Después de su declaración, mi esposo debió volver, cuando ya había superado muchas cosas”. La mujer remarcó que las preguntas que le hicieron a su marido habían sido inducidas.
Leónidas Barrientos, esposa de Juan Cáceres
Un largo camino judicial
El peregrinar de Taranto por la justicia fue el siguiente: luego del sobreseimiento de Lijo, el primer fallo, también a favor, de la Cámara de Casación Penal fue el 13 de noviembre de 2009, fallo que la cámara de Comodoro Rivadavia acató el 22 de octubre del año siguiente.
El nuevo fiscal, Javier De Luca, solicitó reabrir la causa y la Cámara de Casación le recordó que ya era cosa juzgada y que había sentencia firme; en noviembre de 2011 se conoció el segundo fallo de Casación. Aun así en marzo de 2012 el fiscal recurrió a la Corte Suprema de Justicia que el 12 de mayo de 2015 confirmó el fallo de Casación.
El fiscal de Río Grande intentó nuevamente un requerimiento general y volvió a imputarlo, pero la Cámara de Comodoro Rivadavia resolvió el 18 de octubre de 2018 que “ninguna investigación podrá tramitarse o iniciarse con relación a los hechos que fueran objeto de la sentencia dictada por esta Cámara de Apelaciones”.
Sin embargo, la querella insistiría con la presentación de dos nuevos casos: el de los veteranos Edgardo Oscar Arnoldo y Rosendo Prado, ambos ya fallecidos. El primero nunca se cruzó a Taranto porque estaba en la compañía A del regimiento 5 y Taranto en la B, a kilómetros, mientras que Prado fue su radio operador y dormían en la misma carpa. Prado falleció de insuficiencia cardíaca y respiratoria años después. Su triste historia fue rescatada por el propio Taranto en el ciclo Zona de Investigación (2003), en el que desarrolló la problemática que vivían los veteranos. En el video que se incluye en esta nota, está su historia.
La historia de Loti Prado
Cuando el 10 de junio de 2016 los periodistas se habían dado cita en Tribunales por el femicidio de Ángeles Rawson, se encontraron con una protesta organizada por Alonso. Los reporteros gráficos la registraron y notaron que muchos de los que protestaban eran integrantes del Museo de Malvinas, tal como lo acreditaban las credenciales que portaban. Al parecer, que hayan descubierto este detalle no habría sido del agrado del propio Alonso, tal como se lo manifestaron veteranos a Infobae y menos aún que Taranto lo hiciese público en su cuenta de X.
Mordaza
El 17 de Mayo de este año Taranto debió convocar a un abogado defensor, porque el Juzgado Federal de Rio Grande establecía una mordaza para que dejase de hablar por redes sociales o por cualquier otro medio de comunicación de la causa por supuestas torturas en Malvinas ni tomar contacto con los denunciantes.
El sobreseimiento dispuesto oportunamente por el juez federal Ariel Lijo
El fiscal solicitó su indagatoria y detención aduciendo que estaba amedrentando a las víctimas, para lo cual se basa en dos falacias: el video de los compañeros de Edgardo Esteban fue realizado hace 22 años, el de las supuestas víctimas correntinas data de hace 15 años, y además colocan los nombres de otras presuntas víctimas ya fallecidas y que fueron tratados en el expediente con testigos que demuestran su falsedad en el expediente.
Los querellantes son el CECIM de La Plata, la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, La Comisión Provincial de La Memoria bonaerense y la Subsecretaría de Derechos Humanos del Chaco.
No importó que además del sobreseimiento de Lijo, tanto la Cámara de Casación como la Corte Suprema de Justicia desestimasen las denuncias contra Taranto.
La protesta en las escalinatas de los tribunales, con los empleados del museo de Malvinas
Curiosamente, el primero en hablar sobre la muerte de Remigio Fernández, fue Taranto en 1999. Se había convertido en el primer veterano que pisó las islas y que transmitió para Radio 10. En el cementerio de Darwin se detuvo especialmente en las tumbas de Héctor Omar Sandoval, el mayordomo del Isla de los Estados, y en la de este soldado. Dos periodistas de El Día de La Plata y de Diario Popular, le pidieron que les contase la historia de Fernández. Así se conoció cómo murió, circunstancia que sería tenida en cuenta en la acusación que se le haría.
La causa sigue en trámite. El doctor Walter Weissewein explicó a Infobae que Taranto, no solo se ha convertido en la persona más sobreseída en la historia judicial argentina, sino que además no existe caso en la jurisprudencia de una persona que sea censurado por la justicia en la forma en que es objeto Taranto.
Mariel E. Borruto, la jueza federal que dispuso la censura a Taranto (Foto instagram)
Una charla controvertida
A pesar de los testimonios en contra, la prédica continúa. El pasado 11 de junio Vassel fue invitado a una charla en la Escuela Normal de Formación Docente de la localidad misionera de Aristóbulo del Valle, a unos 200 kilómetros de la capital provincial. Según relató a Infobae el doctor Juan Solonyezny, veterano de guerra del regimiento de infantería 4, asesor jurídico de la Federación de Veteranos de esa provincia y director ad honorem de la dirección de veteranos del gobierno provincial, antes de la charla el letrado alertó al gobierno provincial y al municipio del conflicto de Vassel con los veteranos correntinos, los que retiraron el apoyo institucional.
Pensada originalmente a darse en el salón parroquial, se desarrolló finalmente en la escuela, cuya directora -aún con los argumentos expuestos por Solonyezny- no quiso suspenderla, al relacionar a la causa Malvinas con la última dictadura militar. Los veteranos anunciaron que irían, pero sólo a escuchar y para velar que no se tergiversara la verdad.
Antes de comenzar su exposición, dicho abogado se presentó a Vassel y le aconsejó solucionar los problemas que tenía “con los hermanos correntinos”, y que carecía de autoridad ética y moral para hablar de Malvinas. Vassel le respondió que no se referiría al conflicto en sí, pero sí al caso de dos soldados que habían dejado morir de hambre en las islas. Solonyezny le remarcó que no veía la realidad y Vassel le respondió que quien no la veía era él.
“Aburridísima”, describió el abogado la charla. Al final Solonyezny fue el único que preguntó. Quiso saber por qué tenía tanto ensañamiento con los soldados que habían combatido, y especialmente con los suboficiales y oficiales. Porque había habido muertos de hambre, le respondió. “Dios y la Patria lo perdone, porque nosotros no lo podemos perdonar”.
Mientras tanto Taranto, quien aún se ufana, a pesar de todo lo pasado en Malvinas, de haber regresado al continente con todos sus soldados y suboficiales, sigue en su arduo camino de contar la verdadera historia, que todo indica que tendrá más de un capítulo.
Por Adrián Pignatelli-Infobae