La UCR nacional expulsó a Martín Arjol por acompañar a Milei en el Congreso y acentuó sus internas y las grietas entre los radicales con peluca y los que responden el ex ministro de Cristina, Martín Lousteau- Milei defiende a Ritondo y concina al PRO a fuego lento- Karina Milei viene a Misiones a ordenar la interna libertaria- Passalacqua cierra su primer año en calma, paz y con una hoja de ruta definida.
En un episodio de la aclamada serie Better Call Saul, un cliente llama al protagonista, el abogado Jimmy McGill, y lanza una pregunta cargada de ironía: “¿Todavía sigues siendo moralmente flexible?”. Esa frase, pensada para una serie de ficción, resuena con fuerza en la realidad política argentina en el final del primer año de Javier Milei como presidente, especialmente en el seno de la Unión Cívica Radical (UCR). El partido, que alguna vez encarnó ideales democráticos y republicanos, ahora transita una senda llena de contradicciones y disputas internas.
En la semana que pasó, el Tribunal Nacional de Ética de la UCR expulsó del partido a tres diputados nacionales: el misionero Martín Arjol y sus pares Mariano Campero y Luis Albino Picat. La razón: haber votado a favor de iniciativas del gobierno de Javier Milei, un acto considerado por sus correligionarios como una “lesión grave a la dignidad del partido”. Este castigo, lejos de ser un gesto de unidad partidaria, refleja las profundas grietas dentro de la UCR y su desesperación por diferenciarse de su socio en Juntos por el Cambio, el PRO de Mauricio Macri.
La actuación de Martín Arjol merece un capítulo aparte. Proveniente de Misiones, donde tuvo dos mandatos como concejal de Posadas, bajo el padrinazgo político del ex gobernador, Ricardo “Cacho” Barrios Arrechea, una vez que se instaló en Buenos Aires, fue formado políticamente bajo la tutela de Mario Negri, el influyente diputado cordobés que lideró el bloque radical en la Cámara de Diputados durante años. Negri, un hombre acostumbrado a navegar las aguas del pragmatismo político, no está exento de polémicas que incluyen alianzas cuestionables y decisiones oportunistas. Que Arjol haya seguido una lógica similar no sorprende, pero sí deja al descubierto una escuela de pensamiento donde los ideales partidarios son, al igual que en la pregunta de Better Call Saul, moralmente flexibles.
En Misiones, el comité provincial, presidido por el concejal de Posadas, Rodrigo de Arrechea, respaldó a Arjol. El edil utilizó su cuenta en la red social X (ex Twitter) para repudiar la decisión nacional. Lo mismo hizo su par, Pablo Argañaráz, quien directamente cuestionó al presidente del partido nacional, Martín Lousteau, y señaló que el porteño no es dueño del partido. “Soy Radical porque es el único partido donde se puede pensar distinto y cada uno puede debatir defendiendo sus ideas. Que intenten expulsar a @MartinArjol del Radicalismo por tener otra
mirada y defenderla es un total absurdo”, calificó.
La UCR, no obstante, insiste en citar a Raúl Alfonsín como su faro moral. Los radicales se llenan la boca con el legado del ex presidente, recordando su valentía al plantarse ante la dictadura y convertirse en el rostro del regreso de la democracia. Pero, ¿cuántos de ellos realmente encarnan esos valores? Las decisiones políticas de Alfonsín estuvieron marcadas por el coraje y la coherencia, virtudes que parecen escasear entre los actuales dirigentes del partido.
La expulsión de los tres diputados también pone de manifiesto una paradoja. La UCR busca castigar la disidencia interna para proyectar unidad, pero este acto revela un partido en crisis, atrapado entre su historia y sus alianzas contemporáneas. Mientras el PRO intenta por todos los medios, mostrarse alineado con la figura de Mauricio Macri (en medio de las disputas con Milei y Patrica Bullrich), los radicales intentan mantener una identidad propia, aunque sea a costa de purgas internas.
En el caso de Arjol, la visita a la Casa Rosada y su voto en favor del gobierno de Milei fueron vistos como traición. Sin embargo, también podrían interpretarse como un síntoma de una realidad política que supera las viejas lógicas partidarias. En un contexto donde las alianzas se forman y deshacen con velocidad vertiginosa, la lealtad partidaria parece un concepto anacrónico.
La pregunta que queda en el aire es si la UCR realmente está buscando redefinir su rol en la política argentina o si simplemente está reaccionando de manera instintiva para evitar la irrelevancia. En cualquier caso, su accionar reciente nos lleva de vuelta a la pregunta inicial: ¿Sigue siendo moralmente flexible? Parece que sí, aunque con un giro irónico: ahora esa flexibilidad es motivo de expulsiones en lugar de alianzas. Un recordatorio de que, en política,
la ética es tan maleable como las circunstancias lo permitan.
A fuego lento
El apoyo del presidente Javier Milei al titular del bloque del PRO en la Cámara de Diputados, Cristian Ritondo, casi generó un sismo político. Este respaldo, interpretado como un tiro por elevación al ex presidente Mauricio Macri, busca influir en el PRO en medio de los rumores de una posible alianza de cara a las elecciones del próximo año. Guillermo Francos, jefe de Gabinete, no dudó en afirmar que no ve a los dos sectores yendo en boletas separadas en los comicios. Sin embargo, el caso Ritondo emergió en los titulares justo cuando los ojos del país están fijos en la clase política debido al escándalo del ex senador Edgardo Kueider, detenido en Paraguay. Kueider, quien llegó al Congreso en una lista del peronismo de Entre Ríos, desde diciembre del año pasado acompaña las iniciativas del gobierno nacional.
“Deseo reconocer el fundamental aporte del bloque de diputados del PRO que trabajó mucho con nosotros, nos ayudó mucho; que está conducido por Cristian Ritondo, que hoy está siendo víctima de operaciones y persecuciones justamente por ayudarnos y colaborar”, dijo Milei en Tucumán donde participó de la cena anual de la Fundación Federalismo y Libertad.
Ritondo se convirtió en un hombre clave para que el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, avance con las leyes enviadas por el gobierno. Desde su asunción, Menem enfrenta una clara desventaja legislativa (y política) lo que llevó a que se generen dudas debido a su falta de experiencia y las incertidumbres que aún rodean su gestión en el Congreso. Este respaldo estratégico de Milei no solo subraya la importancia de Ritondo en el actual escenario político, sino también expone las fisuras internas del PRO y el rol que Milei podría jugar en el reordenamiento de fuerzas en 2025. Para muchos, esta intervención del presidente es otra señal de su forma de hacer política y una muestra de que, a fuego lento, cocina al PRO.
La visita de La Dama
El próximo viernes, Karina Milei, conocida como “El Jefe”, llegará a Misiones junto al presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Martín Menem. El objetivo de esta visita será poner orden en la interna de La Libertad Avanza (LLA) en la provincia, donde varios dirigentes se disputan la representación de los hermanos Milei.
Posadas se perfila como la sede de un encuentro clave que reunirá a referentes libertarios de toda la provincia. Esta reunión, además de buscar unidad, responde a una necesidad estratégica de LLA: fortalecer su representación en el Congreso para las elecciones legislativas del próximo año. Con una bancada actualmente limitada, la falta de músculo legislativo fue un obstáculo y una complejidad para el oficialismo de Javier Milei.
La expectativa generada por esta visita contrasta con el modelo político del Frente Renovador de la Concordia en Misiones. Bajo la conducción de Carlos Rovira, la renovación nunca dependió de directrices provenientes de Buenos Aires para definir estrategias electorales o de gestión. Esta diferencia subraya un estilo autónomo que ha sido central para la política misionera, destacando el contraste con la dinámica nacional de LLA.
Ahora La Gestión
Mientras los espacios con representación nacional en Misiones, como el PRO y la UCR, transitan caminos complejos rumbo a las elecciones legislativas del próximo año, el Frente Renovador de la Concordia sigue firme con la hoja de ruta que inició en 2003. Con el claro objetivo de mejorar la calidad de vida de los misioneros, la Renovación demuestra, una vez más, que la estabilidad y la gestión eficaz son el eje de su proyecto político.
Este mes, Hugo Passalacqua cumplió su primer año al frente del Poder Ejecutivo provincial en su segundo mandato como gobernador. A pesar de las complejidades que tuvo que atravesar, Passalacqua cierra sus primeros doce meses con un balance positivo, marcado por la calma y la paz social, dos valores que no son menores en el contexto nacional de incertidumbre.
El éxito de la administración de Passalacqua no es casualidad. Mediante una estrategia legislativa basada en el respeto y el consenso, la provincia logró convertirse en una de las más beneficiadas con los fondos nacionales. Aunque la caída en el envío de recursos afectó las arcas provinciales, la habilidad política permitió obtener los fondos necesarios para cumplir con el pago de salarios, reactivar obras públicas y garantizar la continuidad de programas esenciales como los Ahora Misiones.
Estos programas, que fomentan el consumo y benefician tanto a los comerciantes como a los consumidores, se consolidaron como una herramienta clave para mitigar los efectos de la inflación y dinamizar la economía provincial. Esta iniciativa, diseñada por el ministro de Hacienda y Finanzas, Adolfo Safrán, es un ejemplo concreto de cómo la gestión eficiente puede marcar la diferencia en tiempos difíciles.
Mientras tanto, la oposición en Misiones parece atrapada en luchas internas y estrategias electorales poco claras. Tanto el PRO como la UCR enfrentan divisiones que dificultan la construcción de un proyecto político sólido y atractivo para el electorado. Esta falta de claridad contrasta con la Renovación, que cierra el año con la certeza de que el camino trazado desde 2003 sigue siendo válido y efectivo.
La diferencia más notoria radica en la capacidad de la Renovación para mantener una conducción política autonómica, liderada por Carlos Rovira, sin depender de directrices de Buenos Aires. Este modelo de gestión, centrado en las necesidades locales, es la clave para garantizar la estabilidad y el progreso en la provincia.
Con un panorama nacional incierto y elecciones legislativas en el horizonte, el Frente Renovador de la Concordia está en una posición privilegiada para seguir consolidando su proyecto político. La gestión de Passalacqua en este primer año es una muestra de que, incluso en tiempos de crisis, es posible avanzar con responsabilidad y visión de futuro.
Mientras otros espacios buscan definirse y superar sus contradicciones internas, la Renovación avanza con la seguridad de quien conoce su objetivo y los medios para alcanzarlo. Al final del día, en política como en la vida, lo que cuenta no son las promesas ni los discursos, sino los resultados. Y en ese terreno, Misiones sigue marcando la diferencia.
Por Sergio Fernández