El santafesino puso el interventor partidario que pidió el correntino: las razones de la confianza. El vínculo con Javier Milei y las metas fronteras afuera.
El protagonismo que adquirió Maximiliano Pullaro en la crisis de la Unión Cívica Radical de Corrientes fue el último de una saga de episodios en los que quedó expuesto su prolífico vínculo con Gustavo Valdés. La dupla litoraleña hace gala de su sintonía fina y se complotan para inclinar la balanza de la UCR.
El ida y vuelta entre el correntino y el santafesino abarca todos los temas. Pueden jugar en tándem en la rosca política o charlar cuestiones de gestión, apalancados en la comunidad de intereses que comparten. De fondo, surge la convicción de ser parte de “la nueva generación radical” que “comparte una mirada sobre el futuro del país”, explican cerca de Valdés.
Ambos estarán presentes este martes en la Casa Rosada, junto con el resto de los gobernadores radicales convocados por Javier Milei para discutir el Presupuesto 2025. El vínculo con el Presidente es complejo: tanto Valdés como Pullaro saben que, a pesar de las diferencias, comparten electorado con Milei en sus provincias, lo que los obliga a un equilibrio difícil. El santafesino por ahora sobrevive esquivando el conflicto, pero las elecciones ejecutivas del año próximo ponen a prueba los dotes circenses del correntino.
Por qué Gustavo Valdés confió en Maximiliano Pullaro
En ese sentido, el conflicto que se le abrió a Valdés con el cacique Ricardo Colombi por la definición de su sucesor en el Sillón de Ferré no pudo llegar en peor momento: la Casa Rosada está al acecho. Urgido por un conflicto que lo sobrepasó, Valdés pidió ayuda al Comité nacional de la UCR, quien designó como interventor a Julián Galdeano, uno de los operadores de Pullaro en Santa Fe. El radical santafesino ostenta una amistad de vieja data con el gobernador correntino.
En la cocina de esa intervención se notó como nunca la relación fluida entre Pullaro y Valdés. En los contactos de ambos mandatarios surgió el nombre de Galdeano, cuya postulación como interventor fue llevada a la reunión del Comité. La otra opción era designar un binomio, que no llegó a tener nombres definidos. La votación salió empatada y requirió que el presidente de la UCR, Martín Lousteau, inclinara la balanza. Un detalle: Lousteau, adversario interno de Valdés en la UCR y cercano a Colombi, es la única jefatura que reconoce Pullaro.
De ese detalle surge el análisis que permite entender por qué fue el santafesino, y no otro, al que se le requirió la intervención para solucionar la interna correntina. “Alfredo Cornejo está muy cercano a Milei, Leandro Zdero y el propio Valdés son rivales internos de Lousteau, Carlos Sadir está muy en la suya en una provincia chica como Jujuy. Solo Maxi tiene buen vínculo con todos los actores involucrados”, describe una fuente al tanto del proceso. A diferencia de la concepción comarcal que dice tener de su liderazgo, a Pullaro lo buscaron casi como un primus inter pares.
El fructífero puente entre Corrientes y Santa Fe
La intervención de Galdeano no es el único gesto en el que se notó la sintonía fina entre los mandatarios. El santafesino, por ejemplo, le había cedido una silla en la primera fila de su ceremonia de asunción. Días después, Valdés lo retribuyó recibiendo a Pullaro en el primer viaje que hizo como gobernador. En el medio, fueron juntos a apoyar a Zdero en el cierre de su campaña.
En la Casa Gris apuestan a la política de regionalización como mecanismo para contrarrestar la retracción del Estado nacional. En Valdés encontraron un socio: fue el correntino el encargado de proponer que Santa Fe ingresara al Consejo Regional del Norte Grande. Generoso, Pullaro devolvió gentilezas proponiendo que Valdés fuera el primer presidente pro témpore de la Región Litoral.
Justamente, la Región Litoral es el nuevo juguete de la dupla. Fueron los primeros en firmar el acta compromiso de su creación, en un acto que compartieron en la localidad santafesina de Villa Ocampo. Allí también firmaron el hermanamiento de esa ciudad con Bella Vista, su par correntina al otro lado del Río Paraná, que incluye trabajar para que se concrete allí un paso fronterizo entre ambas provincias.
En la Región Litoral, Pullaro y Valdés lograron reunir al resto de las provincias –Entre Ríos, Formosa, Chaco y Misiones– con intereses sobre la estratégica hidrovía Paraná–Paraguay. Motorizaron dos actos, uno en Corrientes y otro en Santa Fe, donde cristalizaron reclamos e intereses que van más allá de la vía fluvial: la discusión por los recursos presupuestarios y la supervivencia de sus cajas de jubilaciones estuvieron en el menú de las charlas.
Las razones y los objetivos de la sociedad
En Corrientes enumeran razones, además de los intereses en común, detrás de la química entre ambos. Señalan que son generacionalmente similares –Pullaro tiene 49 años y Valdés 56- y que ambos ejercieron roles públicos legislativos y ejecutivos locales antes de llegar al máximo cargo provincial. “Maxi encontró en Gustavo alguien similar con dos gestiones encima, que lo puede aconsejar”, dicen en Corrientes. “Son parte de la nueva generación y tienen miradas comunes en lo que refiere al futuro”, insisten.
La sociedad correntino-santafesina se traza varios objetivos. En primer lugar, y casi en tono de urgencia, ganar peso en la agenda nacional para que sus intereses sean tenidos en cuenta por la Casa Rosada. A la vez, hay otro objetivo: Valdés y Pullaro trabajan para que la Unión Cívica Radical atraviese con la menor cantidad de magullones la diáspora partidaria que agita Javier Milei. Se trasluce en la tarea encomendada a Galdeano. “No podemos perder otro gobierno provincial”, repiten en ambas costas del Río Paraná en alusión a los comicios correntinos de 2025, donde Valdés no puede competir por otro mandato.
Por Lucio Di Giuseppe-Letra P